La academia y su contribución a la cultura de la transparencia.

 

Por Reina Alicia Castro Camacho.

El derecho de acceso a la información pública en México, tiene su sustento en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Sin embargo, fue hasta 2002 cuando se aprobó la Ley Federal de Acceso a la Información Pública Gubernamental que inicia lo que pudiéramos llamar “la cultura de la transparencia”. Es decir, aunque la Constitución contemplaba este derecho para los mexicanos, realmente no se ejercía. A pesar de que en 2002 se inicia esta práctica, en opinión de a algunos académicos todavía no existe una cultura como tal, y refieren que “la sociedad en México ha respondido de manera lenta asimilando y comprendiendo los usos, alcances y límites del derecho de acceso a la información”. Existen las leyes y organismos encargados de brindar este acceso a la información o transparencia, sin embargo la sociedad todavía no tiene la cultura de acceder a dicha información o desconoce los mecanismos para solicitarla. En otros casos estos mecanismos o procedimientos son tortuosos y fácilmente se desanima quien intenta accederlos, por otro lado tenemos la desconfianza sobre la veracidad de la información misma. Aunque se han realizado cambios importantes en el aspecto normativo para dar certidumbre jurídica a los ciudadanos al hacer uso del derecho a estar informado sobre el desempeño de sus gobernantes, es necesario traducir las normas constitucionales en lenguaje sencillo, para que puedan aplicarse en la práctica en la vida cotidiana de las instituciones y de la sociedad para que realmente impacte y genere un beneficio social. Aquí entramos en el terreno de la academia.

La academia, entendida como el grupo de docentes y/o investigadores, tiene una responsabilidad social no solo de ayudar al aprendizaje de sus alumnos y contribuir a su formación integral, sino también de realizar investigaciones que analicen y compartan la información, además de medir su impacto. En el discurso político se puede interpretar que todo está muy bien y que hay grandes avances en materia de transparencia y acceso a la información o “cultura de la información”, sin embargo es necesario investigar lo que realmente sucede en el entorno. A los académicos y/o investigadores les compete por un lado realizar estos estudios que permitan verificar lo que los políticos declaran, así como publicarlos para que se beneficie la sociedad con sus resultados. Por otro lado una vez que se publican estos estudios o investigaciones el resto de la academia tiene la responsabilidad de estudiarlos y compartirlos con sus alumnos de manera que la información llegue a la mayor cantidad de población posible.

La academia tiene una responsabilidad moral de generar información verídica y compartirla con la sociedad para que así se vaya generando esa confianza en los procesos, organismos, instituciones creados con el propósito de que el derecho a la información sea ejercido. Pueden existir muchas fuentes de información, sin embargo la academia es una fuente que se apega en su proceso de producir la información al método científico, lo cual genera la certidumbre de que los datos o hallazgos no tienen tendencias de ningún tipo.

 

Bibliografía.

 

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Fox, J., Haight, L., & Palmer-Rubin, B. (2011). Proporcionar transparencia: ¿Hasta qué punto responde el gobierno mexicano a las solicitudes de información pública? . (Spanish). Gestión Y Política Pública, 20(1), 3-61.

González, L. (2010). Cultura de la transparencia. (Spanish). Revista Mexicana De Comunicación, 23(121/122), 18-21.